jueves, 17 de noviembre de 2011
Terremoto
La salida de emergencia se encontraba al lado de la máquina expendedora de cigarrillos. No reconocía muy bien las formas porque el humo era espeso y mi sobriedad se había ido al carajo. Por esta calle intente caminar, divague un poco, solo un poco. Me di el clásico golpe contra uno de esos asquerosos aportes de la administración local. A mí la fiebre no me afectaba pero el dolor de sentir mis neuronas muriendo una a una era insoportable. Siento que doy vueltas y tumbos, que me levanto a ratos para golpear mas fuerte el suelo y causarle una tragedia a mis neuronas. Pequeños terremotos acaban con las paredes de lo que algún día fue su casa, su hogar, su cine, su libro favorito, su sitio predilecto, su silla estática que tenía vista al mar. Estoy sentado porque la comodidad de mi mente en desorden no la posee la mejor silla de descanso. Sentí la ultima replica de su nombre haciendo entrar en pánico a las paredes de mi corazón, sentí los latidos de un cuarto que se desmorona y de un recuerdo que sobresale en medio de cada noche. Todo se resume a mis manos, es un resumen corto, falto de lógica, conóceme por mis manos, si tiemblan, es mejor que te alejes. No es el frio, son las pequeñas placas que aun resisten el cambio de un acabado cuerpo que camina. 7.5
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