A mí lo que me aburre es que busque en mí las respuestas que nunca tendré. Me aburre saber que me cree culpable indirecto de una situación determinada por unos jodidos hippies que creen en una revolución sin sangre. A mí lo que me aburre es ver en sus ojos esa decepción cada vez que le digo que debo irme, me aburre saber que me cree perfecto cuando solo soy una basurita en el ojo del huracán. A mí me aburren los días tan cálidos, los días con sol y la gente en sandalias mostrando sus asquerosos pies. A mí me aburre saber que no todo es igual y que algunos aun están vivos. Las tardes como hoy me parecen patéticas y definitivamente la gente que me rodea me aburre. Me aburre la conversación, el hecho de no pasar el trago de forma rápida y el olor de sus asquerosos cigarrillos, parece que se bañaran en ceniza rendida con agua. A mí lo que me aburre es verme al espejo y no encontrar algo diferente, solo ese mismo rostro cansado. A mí me aburre ver las nubes para buscar figuras, tirarme en el pasto porque pica como un putas y desayunar porque así como la gente, me aumenta la gastritis. A mí me aburre saber que en unas horas estaré dando vueltas en la cama tratando de dormir. A mí me aburre saber que el televisor está ahí y que no tiene nada para ofrecerme. Las sonrisas falsas me aburren y por eso la mía solo la muestro cuando veo a mi abuela. A mí me puede aburrir la gente, pero estoy tan solo que no me alcanza para la próxima botella, así que me aguanto el vainazo.
Dos días transcurrieron desde que aleje la posibilidad de volverla a ver, dos días me dejaron caer sus estructuras como migas de pan. Dos días estuve despierto, dos días dormí, dos días bastaron para encontrar en mi corazón el pedazo de hielo que la representa a ella. Dos días pasaron, los siguientes me joden porque obviamente los domingos y los lunes me aburren.
jueves, 28 de abril de 2011
martes, 12 de abril de 2011
Pagina 139
En un momento me decidí por la fría brisa de su aliento, era demasiado tarde para convocar a una reunión, era el momento preciso para decir adiós desde un tren marcha. Con dos días de anticipación vi el futuro, me vi sumergido en pasos sin rumbo, vi su expresión llena de lágrimas que tristemente reflejaban su corazón, directo hacia mí. Porque es durante la época de invierno que mejor escucho, porque es allí donde en realidad deberían darme consejos, porque el invierno me sienta, me hace ver bien, me esconde de los idiotas que caminan en verano orgullosos de sus ridículas camisas hawaianas, de sus estúpidas gafas de sol y de sus cócteles caros e insípidos. Dormí hasta donde pude pero el verano no pasaba, solo se quedaba allí estancado como esas lágrimas que no se dejan caer de las paredes de mi gastado corazón. Pude establecerme en otro lugar, pero tenía que ser este. Ayer el día fue más lento, mis oraciones poco vagas y la calle soltaba menos olor a gente. Eran las 4 de la tarde y el sol se oculto por una hermosa nube de lluvia. Me gusta el color de esa nube, imagino que de ellas está rodeado el centro de mi corazón. Allí no hay ninguna luz para guiarse más que los rayos que iluminan todo cuando hay tormenta eléctrica. Dormí otros dos días y no avance absolutamente nada. Cuando desperté estaba solo, así que nada había cambiado, cuando desperté la grabadora aun me dejaba escuchar dulces notas que se aferraban a mi tráquea, así que nada había cambiado. Dormir se convirtió en mi última opción, soñar en la desafortunada e inevitable primera.
jueves, 7 de abril de 2011
07/04/2011
Era de noche, solo recuerdo que era de noche. Claro, ¿el color de sus ojos? ¿Mi voz quebrándose? ¿Su sonrisa llena de nostalgia? ¿Los claros tonos de sus palabras? Claro, eso también lo recuerdo. Y la lluvia aun me dejaba por el piso. ¿Y el dolor? El dolor aun existía porque en estos diálogos solo puedo perder, es como golpear una pared, como discutir con mi madre, siempre pierdo. Era el último round, la última oportunidad y me deje caer, deje que ese golpe acabara conmigo para sentirme vivo antes de respirar otro segundo. ¿El rojo? Si, el rojo, todo se torno gris pero aun olía el color rojo. Ese amanecer puede demorarse otro rato, solo pido eso, solo necesito mi cómplice, solo necesito que la luna me sonría por última vez, las noches no son para dormir, este ciclo no está hecho para mí. Era de noche porque para pensar necesito el frio. Claro que lo sé, se que mientras duela no puedo seguir, pero sin embargo lo hago. ¿Y que si el frio consume mis últimos pasos? No me molesta saber que hay buenas intenciones en el frio que carga la lluvia. Y si no soporte es porque hay demasiado ruido blanco en las palabras y frases, porque aunque respirar me viene bien, vivir no puedo y morir…morir encaja en la fotografía.
domingo, 3 de abril de 2011
Tiempo
Tenía que ser una esperanza como esta la que me llevaría a la muerte. Tenía que ser en la noche solitaria, adentrado en las oscuridades del bosque que adora mi mente. Yo intente dormir y no despertar, imaginar un mundo más simple, uno que ni yo mismo pudiese complicar. En dos horas las sirenas deberían sonar, apagando la música lentamente. Su volumen se apaga un poco en mi cabeza, sus ojos parecen perderse de la diapositiva, parece que el momento puede llegar:
“sonríes como si nada pudiese tocarte, como los más profundos bloques de hielo que saben que no van a derretirse, los que juran ser eternos y por eso viven cada día con tranquilidad; así sonríes. Como si aquellos bloques diferenciaran entre el mal y el bien, en el fondo no lo hacen son solo bloques de hielo. Intocable sonríes, elevada por el tiempo y sus ridículas maneras de demostrar que le importamos. Sonríes así porque en algún momento fuiste mi pasado, solo no me di cuenta. No me sonríes directamente porque sabes que puedo determinar mi respiración con ciertos momentos, allí cambiaría drásticamente a vivir. Sonríes en veces impares, en noches de media luna, en películas con horrible argumento o tal vez en días grises como las cortinas que se calman en el fondo de mi cabeza”.
“sonríes como si nada pudiese tocarte, como los más profundos bloques de hielo que saben que no van a derretirse, los que juran ser eternos y por eso viven cada día con tranquilidad; así sonríes. Como si aquellos bloques diferenciaran entre el mal y el bien, en el fondo no lo hacen son solo bloques de hielo. Intocable sonríes, elevada por el tiempo y sus ridículas maneras de demostrar que le importamos. Sonríes así porque en algún momento fuiste mi pasado, solo no me di cuenta. No me sonríes directamente porque sabes que puedo determinar mi respiración con ciertos momentos, allí cambiaría drásticamente a vivir. Sonríes en veces impares, en noches de media luna, en películas con horrible argumento o tal vez en días grises como las cortinas que se calman en el fondo de mi cabeza”.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)