Frágil a mí silencio.
Podíamos caminar por horas sin decirnos una sola palabra.
Nota: esto lo escribí porque el titulo me pareció más atractivo que la misma historia. Por eso se llaman relatos escasos.
Imaginaste un silencio más cómodo, menos preciso, más rotundo pero igual de doloroso.
Obtuso.
No había necesidad de cerrar los ojos porque tercamente juré que la luz estaba encendida.
Nota: los pedazos de mi vida que murieron en la oscuridad provocada surgieron en el apagón.
Me entristece saber que la oscuridad no es cómplice para dejar atrás los demonios de un pasado extenuante.
Las palabras solas no son nada, pero cuando se juntan pueden llegar a ser maravillosas, y al parecer usted es experto en eso.
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