jueves, 28 de julio de 2011

Odio

A mí no me jode el odio porque es el hermano sincero del amor. El amor es tan hipócrita que se esconde cuando echa el vainazo y culpa al hermano. No hay sinceridad en esa relación, todos se dejan manipular excepto el odio, el odio simplemente es odio y ya. El amor se disfraza de cariño, de dulzura, de comprensión, de aprecio, de lastima, de amistad, tantos años y todavía busca su identidad (parece bipolar el perro ese). Le gusta jugar al malparido ese. El amor le pudo decir alguna vez al odio que se hiciera pasar por él, que podía divertirse un poco, pero la reputación del odio no es para todos. A mí me jode cuando dicen amor y alguien está pensando más allá, porque es una palabra que se toma a la ligera, como decir hijo de puta, como responder cada insulto con el clásico: Su madre.

viernes, 15 de julio de 2011

Principio

A mí me cayó la roya cuando volví a tomar café, me dieron las cinco y todo estaba caído en pedazos tan pequeños que me dio pereza una vez más recogerlos. No tenía dolor en el alma porque si alguna vez tuve alma, ella también me abandonó. Eran un grupo de peligrosos entes hambrientos que vieron el escaso cadáver que llevaba en mí ser y decidieron largarse. Ella, mi imaginación y mi alma, en ese orden específico se fueron por esta puerta roja. Primero fue ella porque hay que admitir la derrota y cuando no puedes salvar a alguien es mejor salvarte a ti mismo, por eso se fue. Segundo fue mi imaginación que como la interesada perra que es, se fue tras Ella. Para mi imaginación Ella era un vicio, dejaba los mejores trazos de sus dibujos para pintarla en hermosos paisajes grises, era obvio que se largara cuando ella lo hizo. La tercera en irse fue mi Alma, no lo vi venir la verdad, creí que era como aquellos perritos de taxi que mueven la cabeza, se que un ladrón al menos respetaría eso y no se lo llevaría. Las tres deben dedicarse a hablar de cosas varias, si el tema surge (el tema siendo yo) todas pueden sonreír. A mí me cayó la roya cuando el humo del cigarrillo no fue suficiente para nublar los pensamientos de los estúpidos mosquitos a mí alrededor. Ya no son mías porque Ella se las llevo, no tengo dinero para el taxi, ni ganas de caminar desde el lugar donde todo quedo tirado. No tengo monedas para llamar, ni el numero de alguien grabado en la cabeza. No son ni las 8 de la noche.

martes, 5 de julio de 2011

Nevera Portatil

Cuando me canse simplemente me tire al suelo, era cómodo sentir el frio que pasaba por mi espalda, era incomodo sin embargo saber que no lo provocaba el suelo sino ella. En los días azules aparecía como la niebla que adornaba las calles y el panorama. Creo que así serian las cosas si mis ojos contaran historias, ciudades nubladas por la miopía y el astigmatismo, y simples formas borrosas que parecen ser alguien del pasado pero son engaños al verse de cerca. A la 1:12 de la mañana de un pequeño sábado de noviembre el frio decidió atacarme de nuevo, sentí nauseas, sentí ese miedo que me describieron en alguna canción o algún poema. Alguien parecía haber tirado mi estomago a una nevera portátil en aquel campamento, al lado de mi estomago, algunas cervezas y su corazón, todos reposaron allí.