Mi padre no tiene con quien ir a ver futbol, mamá trata de mostrar interés. En las tardes calurosas el tiempo pasa lento y es imposible de aprovechar. Las únicas que me gustan son las que se llenan de conversaciones inútiles con personas útiles, las que llegan con cerveza fría, y la sombra acompañada de una buena silla. No admiro el paisaje porque esta lleno de esa pandemia llamada gente. Desde siempre he sido el de la desventaja y el subestimado; he tenido oportunidades, he desaprovechado y he tomado algunos caminos fáciles. Alguna vez decidí que no podía con la causa y deje que el golpe diera donde mas duele. Si pudiese hablar con ese chico de nueve años que solía encerrarse en el armario, ese de cabello un tanto castaño, de ojos apagados, de sonrisa aun incorruptible; le diría que se enfrentara, que no hay nada peor que vivir con el ser un cobarde por no dar el siguiente paso, por quedarse atrás, por dejar que el imbécil que es mas grande te de un merecido bien merecido. ¿Pero que tan fácil es el momento? ¿Qué tanto se puede aprovechar? ¿Cuándo esta dicho que yo conozco las respuestas? ¿Quién le puede hacer caso a un pobre tipo que dejo sus aspiraciones para convertirlas en noches vacías, noches que pasan como si estuviese dormido? Porque a veces me da lo mismo, y se que si ese chico de nueve años pudiese hablarme, me diría que si esta es la vida que escogí ¿Por qué demonios no apreté el gatillo cuando aun tenia valor?
excelente!
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